
Santísimo Nombre de Jesús
En enero se celebran otras fiestas asociadas al primer día de Jesús.
La Circuncisión del Señor (1 de enero), la Fiesta de la Epifanía (6 de enero o el domingo posterior a la Solemnidad de la Sagrada Familia), y el Bautismo del Señor (domingo posterior al 1 de enero, 6 de enero). Los dos últimos suelen exigir un cumplimiento estricto y generalizado, mientras que el resto no.
Este es el caso de la Fiesta del Santísimo Nombre de Jesús. Algunas órdenes religiosas celebran el Santísimo Nombre de Jesús en días distintos al 3 de enero (los franciscanos, carmelitas y agustinos lo celebran el 14 de enero, mientras que los dominicos lo celebran el 14 de enero).
(celebrado el 15 de enero, un día después).

San Bernardino de Siena en uno de sus sermones decía:
El nombre de Jesús es el esplendor de los predicadores, ya que su luminoso resplandor es el que hace que su palabra sea anunciada y escuchada. ¿Cuál es la razón de que la luz de la fe se haya difundido por todo el orbe de modo tan súbito y tan ferviente sino la predicación de este nombre? ¿Acaso no es por la luz y la atracción del nombre de Jesús que Dios nos llamó a la luz maravillosa?
A los que de este modo hemos sido iluminados, y en esta luz vemos la luz, dice con razón el Apóstol: Un tiempo erais tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor: caminad como hijos de la luz.
Por esto dice el Señor, refiriéndose al Apóstol San Pablo: Éste es un vaso que me he escogido yo para que lleve mi nombre a los gentiles, a los reyes y a los hijos de Israel.
Un vaso dice que me he escogido, como aquellos vasos escogidos en que se expone a la venta una bebida de agradable sabor, para que el brillo y esplendor del recipiente invite a beber de ella; para que lleve dice mi nombre.
Él llevaba por todas partes el nombre de Jesús, con sus palabras, con sus cartas, con sus milagros y ejemplos.
. El Apóstol llevaba este nombre como una luz, a los gentiles, a los reyes y a los hijos de Israel, y con él iluminaba las naciones, proclamando por doquier aquellas palabras: La noche va pasando, el día está encima; desnudémonos, pues, de las obras de las tinieblas y vistámonos de las armas de la luz.
A esto mismo exhorta el salmista, cuando dice: Cantad al Señor, bendecid su nombre, proclamad día tras día su salvación, es decir, proclamad a Jesús, el salvador enviado por Dios.